El Confín del Mundo
La hábil tarea de burlar el secuestro del movimiento
Nos han secuestrado el movimiento pero no la inquietud ni la capacidad de imaginar. Somos un complejo insectario danzante que no para aún confinado en su guarida.
En momentos extraordinarios como este urge desarrollar habilidades propias de superhéroes o bien inspirarnos en el fascinante y mucho más cercano micromundo entomológico: hormigas que combaten con ácido fórmico, pulgas con súper saltos, luciérnagas con poder de luminiscencia, insectos hoja con increíble poder de camuflaje…
Echemos mano de nuestro poderoso anticoagulante creativo y utilicemos lenguajes que habiten el espacio confinado; esos lenguajes que nos hacen viajar, sanar y metamorfosear.
Quizá estemos ante el final de la danza como la conocíamos hasta ahora. Quizá nos demos cuenta del verdadero poder de este arte relegado. Quizá haya un nuevo mundo escénico por descubrir.
Nuestra liberación podría ir acompañada de una aproximación vertiginosa de la naturaleza invisible que reconquista los lugares que le fueron arrebatados. En ese caso, tendríamos la oportunidad de revivir experiencias de los antiguos exploradores, de adentrarnos en paisajes desconocidos e inspiradores que bien podrían ser los nuevos escenarios.